Periódico La Crónica 23-ene-2010
Por Alejandro Landero
http://www.cronica.com.mx/notaOpinion.php?id_nota=482999
Las escenas que hemos visto estos días en la televisión en torno al terremoto de Haití han sido impactantes. La expresión del dolor, junto a la pobreza extrema, nos presenta un panorama de desolación, angustia y caos; una sociedad fragmentada, a la que los fenómenos naturales ha debilitado aún más.
Sin embargo, en medio de ese gran sufrimiento humano emerge la fuerza de la solidaridad, como un gigante que es capaz de abrirse paso en las condiciones más terribles. Hoy el mundo ha dejado de lado la indiferencia, el cálculo económico, la división política y se ha movilizado para tender la mano al pueblo haitiano.
A pesar del individualismo, las sociedades son aún capaces de tender puentes. La desgracia ha hecho posible que 56 países envíen rescatistas que arriesgan su vida, que en un par de horas se reúnan a través de medios electrónicos millones de dólares, que Cuba abra su espacio aéreo para que Estados Unidos haga llegar su ayuda, que Senegal ofrezca tierras para el retorno de haitianos, que millones de voluntarios y donantes compartan sus bienes, que se establezca una estrategia de ayuda como fue el Plan Marshall que reconstruyó Europa, además de innumerables muestras de apoyo a un pueblo con el que hoy nos sentimos hermanados.
El espíritu humano es capaz de muchas grandezas. La inteligencia y la voluntad con la que fuimos dotados pueden crear realidades nuevas, diferentes que superan todo obstáculo. Todavía la sociedad tiene resortes morales que le hacen capaz de percibir el dolor del prójimo.
Lo importante ahora es que la solidaridad no sea un acto fugaz, una especie de espectáculo, que se apague una vez que las televisoras dejen de ocuparse del tema. Por ello es importante que comprendamos a fondo el alcance del término.
Primero, es indispensable asumir una actitud humana que nos permita percibir lo que sucede a nuestro alrededor. Que no sea el ruido ensordecedor el que nos niegue la capacidad de tener una mirada profunda de los acontecimientos. Que la vida no parezca ser un conjunto de hechos inconexos, incapaces de interpelar nuestro interior, una vida que termine en el hastío de la rutina mecánica, sino, más bien, que la capacidad de encuentro con el prójimo se convierta en compromiso que revitalice el sentido de nuestra existencia.
Una solidaridad integral conlleva también entender sus variantes y dimensiones, como pueden ser:
La solidaridad próxima, que es la que debe ejercerse a nuestro alrededor. Hay familiares y vecinos que están sufriendo y aunque los tenemos a un lado a veces no tenemos la capacidad de mirar su dolor. Ahí está el primer desafío y la primera responsabilidad.
La solidaridad circunstancial es la determinada por hechos particulares, como un desastre natural. Se requiere una intervención particular para resolver una necesidad específica por un momento determinado.
La solidaridad estructural es la que tiene que ver con la lucha y el compromiso por hacer más humanas las estructuras de poder económico, político o mediático. Su ejecución es la más compleja, pero a la vez la más urgente, porque está orientada a incidir en las causas que dan origen a muchas injusticias.
La solidaridad transversal es la que nos permite descubrir y trabajar como sociedad en los temas que nos acercan, no que nos dividen. Es la capacidad de descubrir la verdad que existe en el argumento del otro y emprender tareas comunes frente a desafíos compartidos que nos permiten experimentar puntos de encuentro a pesar de las diferencias.
La solidaridad global, aquella que es capaz de vincularnos con distintas realidades humanas y sociales por lejanos que parezcan estar. Las nuevas tecnologías permiten que ningún ser humano aparezca distante de nuestras vidas.
La solidaridad es una actitud, un compromiso que desafía al pensamiento materialista dominante. Exige, no sólo tolerancia, sino algo superior, con-vivir, entender que la vida de los demás seres humanos no me es indiferente, sino que interpela mi propia existencia. Así lo expresa el filósofo alemán Robert Spaemann: “El hombre es el ser de la autotrascendencia. Necesita algo por lo que merezca la pena vivir… el corazón que sólo mira hacia sí mismo ya no es humano en sentido propio. Lo que llamamos cultura es la marca de la vida de una comunidad, por aquellos contenidos que estructuran la vida y le dan un sentido”.
La naturaleza seguirá siendo en buena parte impredecible, nos recordará una y otra vez la fragilidad humana. La ciencia nos podrá ayudar un poco, pero al final requerimos no sólo de la técnica para enfrentar sus desafíos, sino también del corazón humano que es capaz de darse al prójimo sin reservas. Esa es la mayor fuerza del ser humano frente a su enorme fragilidad.
lunes, 25 de enero de 2010
sábado, 9 de enero de 2010
Se les olvidaron los niños
Periódico LA CRÓNICA 9-Ene-2010 http://www.cronica.com.mx/notaOpinion.php?id_nota=479836
No cabe duda que Marcelo Ebrard y los diputados del PRD en la Asamblea del Distrito Federal actuaron muy hábilmente en relación a la aprobación que permite la adopción de niños por parejas del mismo sexo. Sacaron el mayor provecho de esta nueva ley. Por un lado, buscaron desviar la atención del debate público respecto a la alza de impuestos en el Distrito Federal.
Siempre están en contra de un mayor cobro de impuestos en el ámbito federal, pero ahora que lo hicieron en el ámbito local en temas como: agua, predial, tenencia, Metro, etcétera, era necesario introducir una iniciativa polémica que distrajera el debate.También la iniciativa sirve para intentar dar un toque de “modernidad” y “avanzada” a un PRD que no tiene banderas de futuro y de verdadero progresismo. Son los defensores de la premodernidad del país: promueven lo mismo a taxistas piratas que a líderes sindicales corruptos. Les urge, por algún lado, demostrar un sentido de novedad, porque se han quedado sin propuestas reformistas.
También la ley sirve para tratar de callar a las iglesias, y retroceder en los logros de libertad religiosa que ha tenido el país en las últimas décadas. Piden que las iglesias sean mudas o que no se pronuncien respecto de temas sustantivos, (qué curiosa tolerancia).Además, la iniciativa, también es útil, dice el propio secretario de Turismo del Distrito Federal, para atraer más turismo y generar derrama económica. Quizá buscan seguir el modelo de alguna ciudad europea donde se llegan a exponer en vitrinas a las personas desnudas como objetos sexuales, comercializables, por supuesto, en aras de la modernidad.
Por todo ello, la verdad es que tenemos que aplaudirles a los diputados asambleístas del PRD por su sentido de oportunidad. En esta ocasión pensaron en todo, hasta en el turismo. Sin embargo, lo único que se les olvidó fue pensar en los niños del Distrito Federal. Sin lugar a dudas, el Estado debe garantizar la pluralidad y la tolerancia. Defender la libertad de las personas del mismo sexo que han decidido entablar una relación sentimental, es un deber del gobierno y sus políticas.
Toda persona, independientemente de su preferencia sexual, tiene una dignidad absoluta y merece respeto. No son tiempos de la Inquisición. Se trata del ámbito más íntimo de las personas en donde el Estado no debe prohibir determinadas decisiones de las personas. Sin embargo, la posibilidad de adopción es un asunto que nos lleva a un nivel distinto, porque ya no sólo se trata de derechos personales, sino de terceros involucrados, en este caso las niñas y los niños del Distrito Federal.
El derecho internacional ha acuñado el “principio del interés superior del niño”, como un referente articulador de la legislación, principio que nuestro país ha suscrito en diversos tratados internacionales. El Estado, así como tiene el deber de respetar a toda persona, tiene también la obligación de promover y privilegiar el mejor ámbito para el desarrollo de los niños.
Hay un principio básico en las reglas de la adopción: lo que se debe buscar no es un niño para una familia, sino una familia para un niño. Es decir, el beneficio del niño es lo que debe regir en la adopción. El matrimonio funcional, integrado por un hombre y una mujer parecen ser ese mejor ámbito, por dos razones: la mayor complementariedad y la mayor estabilidad.La pluralidad física, psicológica, emocional, en la relación mujer-hombre, detona una complementariedad enriquecedora que ayuda a formar y fomentar una serie de hábitos y conductas que son necesarias en el desarrollo integral de los niños.
Así mismo, la estabilidad misma de la relación, que es marcadamente mayor en la pareja mujer-hombre (según diversos estudios sociológicos), beneficia también al desarrollo armónico de los niños. Sumado a ello, la propia vicepresidenta de la Comisión de Equidad y Género de la Asamblea, Ana Estela Juárez, del Partido del Trabajo, señaló que su fracción se abstuvo en el tema de adopción, porque la ley aprobada, al presentar diversos vacíos, pude ser utilizada por redes de pederastia, trata de blancas y tráfico de órganos. Por ello, señaló la diputada, es importante garantizar los derechos de los niños para que ingresen a un hogar que les brinde amor, educación y todas las herramientas para su pleno desarrollo.
Es lamentable, que un asunto de tal trascendencia, haya sido aprobado al vapor, engañando a la opinión pública y sin deseo alguno de que fuera discutido con un mayor rigor. Es muy contradictorio que, para el debate del petróleo, los perredistas y el propio Marcelo Ebrard argumentaran la importancia de la discusión, y por ello la necesidad de un referéndum. En este tema, se negaron tajantemente a hacerlo.
¿Les importará más los recursos naturales o su ideología, que ver por el futuro de nuestros niños?
No cabe duda que Marcelo Ebrard y los diputados del PRD en la Asamblea del Distrito Federal actuaron muy hábilmente en relación a la aprobación que permite la adopción de niños por parejas del mismo sexo. Sacaron el mayor provecho de esta nueva ley. Por un lado, buscaron desviar la atención del debate público respecto a la alza de impuestos en el Distrito Federal.
Siempre están en contra de un mayor cobro de impuestos en el ámbito federal, pero ahora que lo hicieron en el ámbito local en temas como: agua, predial, tenencia, Metro, etcétera, era necesario introducir una iniciativa polémica que distrajera el debate.También la iniciativa sirve para intentar dar un toque de “modernidad” y “avanzada” a un PRD que no tiene banderas de futuro y de verdadero progresismo. Son los defensores de la premodernidad del país: promueven lo mismo a taxistas piratas que a líderes sindicales corruptos. Les urge, por algún lado, demostrar un sentido de novedad, porque se han quedado sin propuestas reformistas.
También la ley sirve para tratar de callar a las iglesias, y retroceder en los logros de libertad religiosa que ha tenido el país en las últimas décadas. Piden que las iglesias sean mudas o que no se pronuncien respecto de temas sustantivos, (qué curiosa tolerancia).Además, la iniciativa, también es útil, dice el propio secretario de Turismo del Distrito Federal, para atraer más turismo y generar derrama económica. Quizá buscan seguir el modelo de alguna ciudad europea donde se llegan a exponer en vitrinas a las personas desnudas como objetos sexuales, comercializables, por supuesto, en aras de la modernidad.
Por todo ello, la verdad es que tenemos que aplaudirles a los diputados asambleístas del PRD por su sentido de oportunidad. En esta ocasión pensaron en todo, hasta en el turismo. Sin embargo, lo único que se les olvidó fue pensar en los niños del Distrito Federal. Sin lugar a dudas, el Estado debe garantizar la pluralidad y la tolerancia. Defender la libertad de las personas del mismo sexo que han decidido entablar una relación sentimental, es un deber del gobierno y sus políticas.
Toda persona, independientemente de su preferencia sexual, tiene una dignidad absoluta y merece respeto. No son tiempos de la Inquisición. Se trata del ámbito más íntimo de las personas en donde el Estado no debe prohibir determinadas decisiones de las personas. Sin embargo, la posibilidad de adopción es un asunto que nos lleva a un nivel distinto, porque ya no sólo se trata de derechos personales, sino de terceros involucrados, en este caso las niñas y los niños del Distrito Federal.
El derecho internacional ha acuñado el “principio del interés superior del niño”, como un referente articulador de la legislación, principio que nuestro país ha suscrito en diversos tratados internacionales. El Estado, así como tiene el deber de respetar a toda persona, tiene también la obligación de promover y privilegiar el mejor ámbito para el desarrollo de los niños.
Hay un principio básico en las reglas de la adopción: lo que se debe buscar no es un niño para una familia, sino una familia para un niño. Es decir, el beneficio del niño es lo que debe regir en la adopción. El matrimonio funcional, integrado por un hombre y una mujer parecen ser ese mejor ámbito, por dos razones: la mayor complementariedad y la mayor estabilidad.La pluralidad física, psicológica, emocional, en la relación mujer-hombre, detona una complementariedad enriquecedora que ayuda a formar y fomentar una serie de hábitos y conductas que son necesarias en el desarrollo integral de los niños.
Así mismo, la estabilidad misma de la relación, que es marcadamente mayor en la pareja mujer-hombre (según diversos estudios sociológicos), beneficia también al desarrollo armónico de los niños. Sumado a ello, la propia vicepresidenta de la Comisión de Equidad y Género de la Asamblea, Ana Estela Juárez, del Partido del Trabajo, señaló que su fracción se abstuvo en el tema de adopción, porque la ley aprobada, al presentar diversos vacíos, pude ser utilizada por redes de pederastia, trata de blancas y tráfico de órganos. Por ello, señaló la diputada, es importante garantizar los derechos de los niños para que ingresen a un hogar que les brinde amor, educación y todas las herramientas para su pleno desarrollo.
Es lamentable, que un asunto de tal trascendencia, haya sido aprobado al vapor, engañando a la opinión pública y sin deseo alguno de que fuera discutido con un mayor rigor. Es muy contradictorio que, para el debate del petróleo, los perredistas y el propio Marcelo Ebrard argumentaran la importancia de la discusión, y por ello la necesidad de un referéndum. En este tema, se negaron tajantemente a hacerlo.
¿Les importará más los recursos naturales o su ideología, que ver por el futuro de nuestros niños?
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