Hace cinco años la campaña del candidato a gobernador del Estado de México, Enrique Peña, utilizó como herramienta promocional la firma de “compromisos ante notario”.
La idea parecía interesante: ante la poca credibilidad de los políticos la firma ante notario podría ser un instrumento para que las promesas de campaña “no se las llevara el viento”, como generalmente sucede. La ciudadanía vio la firma ante notario con simpatía, como posibilidad de rendición de cuentas.
El fenómeno se extendió como técnica de campaña en muchas de las contiendas electorales.Sin embargo, a cinco años, hoy podemos decir que la estrategia fracasó como un mecanismo que impulsara realmente la rendición de cuentas y el desarrollo, en este caso, del Estado de México.
Hay dos factores claves, que hacen que esos compromisos no sean verdaderos instrumentos de transformación, sino únicamente una cortina de humo frente a los retos que tienen los gobiernos y los problemas que angustian a la sociedad.La primera trampa de los compromisos firmados es el aspecto financiero que los sustenta.
Por ejemplo, habría que preguntarnos cuánto se gasta el gobierno, en porcentaje del presupuesto, para desahogar dichos compromisos. Con la información disponible sabemos que en el Estado de México los compromisos del gobernador Enrique Peña le han costado ¡menos del 2 por ciento del presupuesto! Eso quiere decir que, en realidad, está dando migajas del jugoso presupuesto que tiene y que ha vendió acrecentándose año con año.
Lo que realmente está aumentando, a través de los cuantiosos recursos recibidos, no es la obra pública sino la burocracia, los viáticos, el gasto en comunicación y la operación política que se exporta campaña tras campaña a otros estados en elecciones. Aunado a ello, los compromisos no aclaran de dónde provienen los recursos para llevarlos a cabo. En muchos de ellos hay una participación de otros órdenes de gobierno, en especial, del gobierno federal, a quién no se le da crédito alguno en la propaganda y carteles.
De esta manera, no se informa a la ciudadanía con veracidad, actuando con un oportunismo reprobable.El segundo gran engaño de los compromisos firmados es el grado de efectividad de los mismos. Si bien es cierto que algunos compromisos pueden responder a demandas de la población, en realidad no están diseñados conforme un plan de desarrollo estratégico ni están ligados a indicadores de desempeño que midan la calidad y la eficiencia, el impacto real de los mismos.
Después de cinco años, tiempo suficiente para comenzar a notar algunas mejorías en la situación del estado de México, desgraciadamente los resultados son decepcionantes. El Estado de México ocupa primeros lugares deshonrosos:a) Es el primer lugar en feminicidios, lo cual significa que es el estado de la República más peligroso para las mujeres, concentrando 23% de todos los asesinatos de mujeres en el país. b) Es también primer lugar en robo de autos.
Del año 2000 al 2009 se incrementó 78% el robo de vehículo en la entidad. c) El Estado de México también ocupa el primer lugar en corrupción según el indicador de la organización civil Transparencia Mexicana. d) También el Estado está por encima de la media nacional en desempleo, es decir, ha perdido, en porcentaje, más puestos de trabajo que la mayoría de los estados. En deserción escolar, en educación media superior, también supera la media nacional. Ha crecido en pobreza, ha bajado tres lugares en competitividad y ocupa el tercer lugar en desnutrición infantil a nivel nacional.
Y, así, otras cincuenta cifras negativas. Pero, el dato más preocupante, es que del año 2005, año en el que llego al poder Peña Nieto, al 2010, el presupuesto del Estado de México ha crecido 62% pasando de 83 mil millones de pesos a 134 mil millones. Y el resultado, según todos estos indicadores, es que los mexiquenses han empeorado su calidad de vida. Entonces nos preguntamos, ¿de qué sirvió el famoso lema, que pareciera hoy más bien epitafio: “te lo firmo y te lo cumplo”?
La realidad es que los compromisos firmados no son indicadores reales de desarrollo, que generen valor agregado y que sirvan como detonantes de mayor progreso. El reto y la propuesta, después del fracaso que represento el modelo de Peña Nieto de los compromisos firmados es transitar a gobiernos que se rijan por indicadores de desempeño bien definidos y estructurados. La clave es que los gobernantes se conduzcan con metas como: el porcentaje en el que van aumentar la calidad de la educación o el porcentaje de reducción de robos de autos o de recuperación de zonas verdes.
Eso sí sería un verdadero reto para los gobiernos para que el cúmulo de sus acciones dejen de ser simple propaganda. Así el dinero seria empleado de forma más rentable y estratégica.
Alejadro Landero G.
La Cronica 4 de Septiembre de 2010
Consulta algunos indicadores en:
https://docs.google.com/fileview?id=0BzL_dyPPp_vuZTA3NGQwM2QtNGNhNC00MTcwLWJlZDMtZjRlN2ViM2VmYzhm&hl=es&authkey=CNiEjrcC
lunes, 6 de septiembre de 2010
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